El crujido constante, el ruido del
engranaje eterno de La Rueda, nos despierta, es constante y eterno, el
movimiento perpetuo de la vida es una
rueda giratoria, pero la rueda de la vida no es visible para nosotros mientras
no nos apartamos de ella.
La Rueda tiene en un lado un mono que
desciende, con las manos atadas, es la
persona que se deja llevar, al otro lado un conejo que asciende, astutamente no
se deja influenciar, es la persona que aprovecha la inercia de La Rueda, arriba
un personaje mitológico con corona, es la persona que sabe dirigir y crear su destino,
esta fuera y encima de La Rueda.
Estamos
atrapados en La Rueda ella no vemos otra cosa que la sucesión de
acontecimientos cotidianos que a veces tanto nos preocupan. Debemos liberarnos
del movimiento giratorio de la rueda, situándonos en el Centro, para trascender
nuestra visión limitada y tener una visión global: entonces podremos ver lo que
hemos hecho con nuestra vida hasta el momento y hacia dónde nos dirigimos,
seremos capaces de ver más allá de la sucesión interminable de acontecimientos
aparentemente sin sentido y llegaremos a un mayor entendimiento de la vida.
La Rueda parece que se ralentiza o tal vez se vaya a detener, quiere que te suba a ella, es su forma de desafiarte… la vida es una rueda de luz y oscuridad, vamos a pasar por diferentes etapas o fases, y cada una de ellas va a aportarnos una enseñanza, vivir lo que nos toque en cada momento y dejarnos fluir…
Hoy vas a montarte en ella y te vas a dejar llevar en la mitad del día
por los acontecimientos la otra mitad vas a influir en ellos cambiándolos y
dando lo mejor de ti y luego…elije ¿quieres seguir en La Rueda?.
Ser libre implica aceptar el ritmo o ciclo de la vida y vivir en armonía con él.
La Rueda con su eterno sonido se queda a
un lado… pero aunque te alejes… siempre estará ahí…
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